...ese olor...extraño, voluble, adictivo...que aprendiste a reconocer...que
a veces los descubres en ti...que otras se esconde en tu almohada...que aún no
terminas de descifrar...que te gusta tanto...ese olor estaba ahí cuando
regresaste a media noche, un poco dormida-otro poco despierta...casi sin
pensar, por inercia, subiste las escaleras, entraste al baño, te mojaste la
cara, los tacones cayeron por las escaleras, en tu intento desesperado de
quitarte el pantalón olvidaste desabrochar los tres botones y el botoncillo
oculto y así se fue formando el camino hacia tu cama, hecho por el pantalón
de mezclilla más viejo que tienes, pero sin duda el que mejor te va, por la
blusa que forma parte de el guardarropa para eventos especiales, y así la
ropa anunciaba tu camino, mientras el olor iba rodeándote cada vez más...en
medio de la oscuridad atinaste a ponerte la pijama, la que se usa cuando hace
frió...te metiste en la cama, hiciste tu nido...el olor estaba ahí...rodeándote,
dándole forma al nido, manteniéndote calientita, abrazándote...y ese olor se
hizo más fuerte...sentiste como te ahogaba, como asteaba, como llenaba cada
rincón de tu habitación...la necesidad de salir de ahí se fue haciendo
más grande, atrapada luchaste, intentaste de todas maneras salir...pero no se
iba, pero se quedo toda la noche...dejaste de luchar y te quedaste
quieta...apenas lo necesario para respirar, apenas lo necesario para vivir...no
había fuerza para moverse...te quedaste en silencio, quieta hasta el amanecer,
hasta que se fue el olor...ese olor que tanto te gusta, pero duele, porque no
es tuyo porque así como viene se va, porque no permanece, porque siempre
termina marchándose, porque nunca se quedara...porque simplemente no es tuyo,
pertenece al viento...te quedas quieta porque sabes que no lo atraparas y
prefieres que el baile a tu alrededor...dejas que juegue con tu cabello, que
impregne cada parte de tu cuerpo...esta vez no vas a luchar...no puedes atrapar
olores, no se ha inventado la forma, nunca fuiste una buena inventora...así te
quedas quietita, hasta que llegue el día en que se vaya y no regrese, por que
los olores son así, así como llegan se van...
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